Cuando el dolor invade,
cuando los amigos se van,
Cuando te dan vuelta el rostro.
Cuando el verde se transforma en rojo,
Cuando las fuerzas parecen apagarse.
Cuando el claro en el bosque se cierra.
Cuando me siento solo,
Cuando no hay esperanza,
Tú apareces.
Me miras. Siento tu presencia.
Siento que ahí estás,
Nada es absoluto.
Todo se relativiza.
Me devuelves las esperanzas.
Me das fuerzas para seguir luchando.
Levantás el rostro,
mirás al sol,
te enjuagás las lágrimas,
dibujás una sonrisa,
y caminás.
Caminás como lo hace la madre por su hijo.
Caminás como lo hace un padre por los suyos.
Caminás, no podés mirar atrás.
Sólo tenés una mirada posible
y es hacia adelante.
Vendrán otros momentos. Después de la tormenta, querido hijo, viene la paz, el sosiego, la serenidad.
Después del vendaval, quedará mucho por hacer... en paz. Ten paz, hijo, ten paz. Nada es para siempre. No hay mal eterno. Siempre cae, siempre cayó. Te pongo esto porque sé que tenés espaldas. Tus lágrimas hoy, son el agua de un hermoso y robusto árbol mañana. No hay crecimiento, no hay desprendimiento, sin crisis. Toda tu vida quisiste seguirme. La pobreza es el camino. Que yo sea tu todo. Miráme, no dejés de mirarme en tu camino. No vacilarás, no temerás, seré tu piedra firme. Seré su árbol en el desierto. Seré tu agua cuando estés sediento. No temás. YO ESTOY EN VOS. Nunca me fui. Escucháme. Buscáme. No dejés de hacerlo. Si te envío algo, es porque tenés suficiente espalda para soportarlo.
NO TEMAS.
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