miércoles, 20 de febrero de 2013

Prefirieron dejarme en la calle a estar un poco incómodos

Será algo que me llevará mucho tiempo poder comprender y aceptar. Porque preferiste dejarme desesperado, angustiado, casi moribundo. Porque no te importó que tuviera que salir corriendo a buscar dónde acostar mi cabeza por la noche. Porque para vos fue igual. Preferiste estar cómodo. Preferiste tener tu espacio, no verme dormir en el suelo, tal vez hacer sentir más cómodos a los tuyos. No soy un extraño para vos. Hace más de dos años que me conocés, y muy íntimamente porque soy el novio de tu hija.

Pero no te importó. Hablás del cariño, del amor que me tienen. Pero eso para mí nada significa si no lo ponés en obra. Nada significa si me dejás en la calle. Luego de tu no, tuve solo tres días para buscar dónde vivir.

No estoy solo. No lo estoy. Y si esto está en mi camino, por algo será. Hoy no lo veo. Tal vez mañana sí. Pero algo no dejaré de hacer, y caminar. Seguiré caminando, luchando, riendo, abriendo horizontes. Seguiré. No bajaré los brazos.

En cuanto a vos, me llevará tiempo poder volver a verte y seguro que mucho más me llevará el poder perdonarte. No sé si puede haber marcha atrás. ¿Cómo te voy a mirar cuando te vuelva a ver? ¿Cómo voy a hacer? Porque estará presente ante mí el hecho de que me dejaste en la calle. Has quebrado un hueso, has abierto una herida difícil de cicatrizar. Pero será cuestión de tiempo. Será cuestión de dejar que las cosas sucedan. Y de hacerles frente. También será cuestión de luchar por ellas. Esto no sólo no me desalienta, sino que además me anima a tomar ciertas decisiones. Seguiré hacia adelante.

Eso sí, me doy cuenta que este es tu espacio. Que no me pertenece y que me está haciendo mal quedarme aquí. Me doy cuenta que no puedo estar aquí. Que entro a este lugar, a este espacio vital que ahora comprendo es tuyo, y que la tristeza, y mezclado con bronca, entra a mí. Si mi sonrisa estaba ahí, desaparece casi inmediatamente. No puedo estar ahí.

Y también afectó a mi relación con tu hija. Ya no la veo de la misma manera, es casi como si no contara con ella. Ella por su camino y yo por el mío. Bah, me dejo de escribir macanas porque veo que no tengo muchas ganas de escribir, que estoy cansado y no tengo ganas.

lunes, 18 de febrero de 2013

De la presencia del Amor

De la presencia del Amor

Hace un par de días una gran autoridad de la Iglesia Católica renunció. A partir de eso, y en una reconocida red social (Facebook), una amiga de la adolescencia publicó que, la razón de la dimisión del Papa, fue porque leyó Nietzsche (desde luego, lo decía en un tono de broma). 
Es cierto, he escuchado que Nietzsche niega la existencia de un Dios.
Yo también. O no.

Es decir, racionalmente no puedo justificar la existencia de un Dios. No puedo decir que hay un dios que sea grande, hermoso (o hermosa?), que ame a todos. No puedo. Al ver que hay tanta gente que vive en la calle, tanta gente en el mundo que sufre, que muere del hambre, que vive explotada. Al ver la presencia del mal en el mundo, me cuesta pensar que hay un dios que sea padre. Muchas veces me he contestado diciendo que la presencia del mal se debe a que somos libres. Bah, libres, no sé cuán libres somos. Tuve la fortuna de conocer distintas personas, distintas familias. Y lo que más me ha llamado la atención es la gran influencia de la educación en cada uno de los individuos. Es como que todo se puede trasladar. Nuestros padres, o quienes ha asumido esa función en nuestras vidas, el colegio, los amigos, el contexto social, las costumbres familiares, la educación, la cultura. Todo ello forma un entramado gigante que forma a la persona. Los miedos, las esperanzas, las alegrías, las locuras, las tristezas, todo ello puede transmitirse.
Y una de las peores cosas que yo he visto hasta ahora, una de las peores consejeras, ha sido el MIEDO. Porque el miedo paraliza, no deja avanzar. Es cierto que muchas veces ciega a ver los riesgos de las decisiones, pero sin riesgos, casi no hay avances.
Como decía un profesor mío, hablando de las modificaciones que el lenguaje va sufriendo a medida que transcurre el tiempo: si ello no ocurriera, si no permitiéramos que haya modificaciones en el lenguaje, en nuestro caso, todavía estaríamos hablando latín. Y no es el caso.


Cuando el dolor invade...

Cuando el dolor invade,
cuando los amigos se van,
Cuando te dan vuelta el rostro.
Cuando el verde se transforma en rojo,
Cuando las fuerzas parecen apagarse.

Cuando el claro en el bosque se cierra.
Cuando me siento solo,
Cuando no hay esperanza,
Tú apareces.

Me miras. Siento tu presencia.
Siento que ahí estás,
Nada es absoluto.
Todo se relativiza.
Me devuelves las esperanzas.
Me das fuerzas para seguir luchando.

Levantás el rostro,
mirás al sol,
te enjuagás las lágrimas,
dibujás una sonrisa,
y caminás.

Caminás como lo hace la madre por su hijo.
Caminás como lo hace un padre por los suyos.
Caminás, no podés mirar atrás.
Sólo tenés una mirada posible
y es hacia adelante.

Vendrán otros momentos. Después de la tormenta, querido hijo, viene la paz, el sosiego, la serenidad.
Después del vendaval, quedará mucho por hacer... en paz. Ten paz, hijo, ten paz. Nada es para siempre. No hay mal eterno. Siempre cae, siempre cayó. Te pongo esto porque sé que tenés espaldas. Tus lágrimas hoy, son el agua de un hermoso y robusto árbol mañana. No hay crecimiento, no hay desprendimiento, sin crisis. Toda tu vida quisiste seguirme. La pobreza es el camino. Que yo sea tu todo. Miráme, no dejés de mirarme en tu camino. No vacilarás, no temerás, seré tu piedra firme. Seré su árbol en el desierto. Seré tu agua cuando estés sediento. No temás. YO ESTOY EN VOS. Nunca me fui. Escucháme. Buscáme. No dejés de hacerlo. Si te envío algo, es porque tenés suficiente espalda para soportarlo.

NO TEMAS.